La tendencia a la alimentación sana ha llevado consigo términos como “ecológico”, “bio”, “orgánico” o “sostenible” a nuestras cestas de la compra, pero ¿sabemos qué diferencias hay entre cada uno de estos tipos de productos?
No es de extrañar que muchos de nosotros no sepamos diferenciarlos, ya que ni la propia legislación europea los distingue de una forma clara.
Realmente son muy parecidos y todos tienen en común que no se han tratado con pesticidas ni químicos agresivos, se han cultivado siguiendo el ciclo natural y tienen beneficios para el medioambiente y la economía local.
Bio
Los alimentos etiquetados como “bio” no han sido manipulados genéticamente, es decir, no son transgénicos. Esto significa que sus semillas no han pasado por un laboratorio en el que se hayan modificado para conseguir más sabor, resistencia o durabilidad, como se hace con muchas frutas y verduras.
Eco
Este término hace referencia a toda la cadena de producción. Para que un producto se considere ecológico, la semilla tiene que serlo, no tiene que haber sido rociado con fertilizantes ni pesticidas químicos y se debe respetar el proceso natural de crecimiento.
En el caso del ámbito ganadero, los animales deben crecer en zonas libres de contaminación, ingerir alimentos ecológicos y no tomar hormonas de crecimiento o antibióticos que alteren la calidad de la carne.
Sostenible
El concepto “sostenible” es posiblemente el que tiene un alcance más amplio, ya que relaciona el respeto por el medioambiente y la economía. Por una parte hace referencia al medioambiente y por otra al mantenimiento de la economía local y al beneficio de los productores de la zona. Es decir, un producto es sostenible es el que se ha producido respetando el medio ambiente, pero puede no ser 100% ecológico o bio.
Orgánico
Por último, los alimentos orgánicos son aquellos que no han sufrido ninguna intervención química, como fertilizantes o pesticidas, sino que en su producción solo se han utilizado productos 100% naturales.
Aquí es necesario hacer un inciso y, es que un producto orgánico puede no ser Bio, ya que puede contener ingredientes que sí estén manipulados genéticamente. Por ejemplo, un vino puede ser orgánico, pero estar hecho con uvas cuyas semillas sí han sido ligeramente modificadas para ser más dulces o más amargas.